miércoles, 2 de junio de 2010

EL LENGUAJE

                                                                               


                                                                                                           
Si, hablando lenguas de hombres y de ángeles, no tengo amor, soy como bronce que suena o címbalo que retiné. Y si teniendo el don de profecía y conociendo todos los misterios y toda la ciencia, y tanta fe que trasladase los montes, si no tengo amor no soy nada. Y si repartiera toda mi hacienda y entregara mi cuerpo al fuego, no teniendo amor, nada me aprovecha.



El amor es longánime, es benigno; no es envidioso, no es jactancioso, no se hincha; no es descortés, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa mal; no se alegra de la injusticia, se complace en la verdad; todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo tolera.


El amor jamás decae; las profecías desaparecen, las lenguas cesarán, la ciencia se desvanecerá. Conocemos sólo en parte y profetizamos sólo parcialmente; pero cuando llegue lo perfecto, desaparecerá lo parcial.

 Cuando yo era niña, hablaba como niña, pensaba como niña; cuando llegué a ser mujer, me despojé de las niñerías.
 Ahora vemos por un espejo y oscuramente, pero entonces veremos cara a cara. Al presente conozco sólo parcialmente, pero entonces conoceré cómo soy conocida. Ahora permanecen estas tres cosas: la fe, la esperanza, el amor; pero la más excelente de ellas es el amor...


AMPARO..
                               

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